sábado, 11 de mayo de 2024

Impresiones sobre la pena de muerte



1

 

 

cuando el cuerpo cuelga de una soga al cuello

los músculos se contraen

para evitar el desgarro del pensamiento

hilachas de ideas en que el hombre

se deshace mientras muere

 

pero antes el cuerpo se defiende

se crispan las manos

como uñas de gatos arañando

el aire que los verdugos respiran

 

en la piel del reo

las venas son flores transparentes

brillan a la luz del sol

los jueces se ofuscan

no para reírse lo hemos castigado

 

en la boca del ajusticiado

sigue ese gesto extraño

la garganta hecha un nudo de trapos

ahogando los gritos de la resistencia

 

luego la risa sin sonido

paródica mueca en una frente arrugada

y el cuerpo meciéndose con el viento

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2  

 

 

la guillotina brilla a la luz del mediodía

tus ojos miran el mundo detrás de tu cabeza

que sientes cortar y caer

 

como picotazos de pájaros carnívoros

escuchas los graznidos

y ves la sombra de sus alas alrededor del patíbulo

 

la voz del verdugo roe el aire que respira

y su aliento, aunque humano, no te consuela

él es más que un hombre solo

es carne y el sonido de la hoja que cae

 

ya estás en otra parte

en el canasto cuyo fondo nunca verás

porque es de tierra

y ambas

-tierra y guillotina-

no consienten mirar hacia atrás

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3

 

 

 

las manos sostienen el mango del hacha

brazos anchos como el cuerpo de un niño

hombros como poleas de una máquina

y encima la cabeza encerrada en la capucha

 

deberás ver sólo el hacha mientras cae

sentir en la nuca el frío del invierno

no la nieve, sino el granizo de la madrugada

luego el ardor intenso

igual a miles de hormigas recorriendo tu sangre

arañas y avispas mordiendo la piel

sin que puedas llevarte una mano a la espalda

 

pero tu cabeza ya no te pertenece

ese grito que escuchas nace del canasto de paja

frente a lo que queda de tu cuerpo

 

el verdugo recogerá la cabeza

envuelta en una tela fría que no acaricia

lastima como ese único golpe de tu madre

el día que volviste a casa

después de matar por primera vez

 

 

 

 

 

 

 


 

4

 

 

ella me toma de la mano

tiene el olor de los hospitales

me acaricia con algodón el pliegue del brazo

un pinchazo con el recuerdo de la cocaína y de la infancia

te hará dormir suavemente

pero ahora duele, quema la piel

no la sangre, me corta los huesos

 

dioses que me miran morir desde atrás de las ventanas

quítenme el dolor de los árboles que caen

dioses de piedad que no devuelven la infancia

 

ella me lleva otra vez al pequeño mundo

donde no habrá inyecciones ni remedios

ni tienen significado la prevención o el castigo

todo allí es vida o es muerte

porque no existen los indescifrables

intermedios de la ley

 

 

 

 

 

 

 


 

 

5

 

 

sentado en la cámara de gas

las manos atadas y una venda sobre los ojos

aspirar y exhalar con lentitud

para que no haya dolor

sino un suave mecerse del alma

 

como tener un almohadón en la cara

ni siquiera el dulce olor puede impedir el miedo

 

tiemblo con el frío del viento

que recrea las formas del pasado

pero ya no temo a eso tampoco

es el futuro que no existe

la desesperada definición

del ya no soy

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

6

 

 

paneles con botones de alto voltaje

cables que transmiten corriente

hacia una silla común reforzada

y sentado: él

un hombre solo con venda

que habría rechazado de haber podido

porque quisiera ver algo más que oscuridad

antes de la oscuridad

 

sabe, le han dicho, que allá habrá sólo eso

y desea seguir viendo la luz de los tubos

parecida al de aquel cuarto

donde durmió, hizo el amor

y leyó tres libros por semana

 

ahora los hombres lo miran

no hay más tiempo le dicen, no hay más

escucha el ruido metálico de la perilla

aumentando el potencial en sentido horario

 

sólo la luz queda en la habitación de la muerte

y el olor agrio

de la carne quemada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

 

 

los encargados parecen apóstoles de Cristo

recogen el cuerpo

lo envuelven en una bolsa negra con cierres

limpian los restos de la carne adherida a la silla

 

se protegen con barbijos

pero siempre sienten el aroma

que penetra en su piel a pesar de los guantes

y no es el olor de la ejecución

 

hay un perfume a casa vieja y paredes húmedas

de cuerpos que regresan al lugar en que nacieron

de sábanas, viscosidad de semen y sudor

 

cuando los encargados terminen el trabajo

se llevarán a sus camas los olores de los muertos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

8

 

 

no es miedo o dolor

ni repulsión del crimen o el deber juramentado

es un sonido que apenas nos atrevemos a reconocer

mucho menos a contradecir

lo ocultamos con palabras fuertes

que suenan como truenos incesantes

y salimos a la luz porque la claridad

desbarata los intentos de la angustia

 

pero algo siempre cruje y se rompe y abre las rendijas

por donde salen olores disfrazados de ira

ecos que la piedad llegaría a justificar

a falta de mayor sabiduría

aunque no los jueces

 

ellos escuchan sus propios ecos

en las grietas de sus cuerpos bajo los trajes

en el profundo pecho hundido tras la corbata

presienten lo mismo que condenan

 

 

 

 

 

 

9

 

 

la piedad es de los hombres

la misericordia de los dioses

otorgar piedad no es conmutar sentencias

así lo entienden quienes hablan de la ley

 

no damos misericordia  porque no somos dioses

condenamos a muerte por la ley del talión

que jamás muere con el tiempo

es la esencia del tiempo como paso por la tierra

donde la misericordia no llega

aunque sí la piedad de un par de niños cuyos ojos han muerto

 

los que no ven son capaces de la lástima

los que no huelen pueden oler

el aroma del cielo

en los cuerpos de los otros

 

la ley tiene el filo de un cuchillo que no se gasta

 

 

 

 

 

 

 

 

10

 

 

los cirujanos bajan al cementerio

cavan como sepultureros que reviven muertos

desatan sogas de ahorcados

desentierran puñales para clavar bisturís

exploran en las cavidades del hombre

no para el futuro sino el saber

la tragedia desencadenada por la pasión de las vísceras

arterias y venas conduciendo a los gusanos

desde el día primero de la vida al último de la nada

 

es la sangre de tierra y el polvo de roca y madera

donde crecen las larvas que transformarán

la carne en heces

luego en tierra y en polvo

que ni siquiera el viento querrá llevarse

 

cirujanos y doctores

últimos sacerdotes de la ceremonia

que algunos llaman expiación y otros ley

no los abogados ni los jueces

sino los forenses verán de qué sustancia

están hechos los hombres

 

y el conocimiento quedará en sus mentes

tal vez en libros que nadie más leerá

porque la vida de los muertos

sólo es tolerable si se la cubre con aceites

perfumada con inciensos

y vestida con la palabra

resurrección



Ilustración: Gustave Doré

 

Lenguaje

 





1

 

 

qué ratifica el sentido

de una noche de invierno

bajo un pino congelado

qué cruje qué silba qué cae

para indicar un movimiento

                              

                                más allá aún del miedo más temido

                                está la calma viscosa sin pausa

 

pero esa nada rectifica sus señales

como quien articula sílabas contra un vendaval

cornejas que cantan al caer la noche

peces saltando en el lago

cuando los pescadores retiran las cañas

y los motores escupen polvo y despedidas

 

de los labios que te pronuncian

surge el día después de la noche

del silencio nace el sudor de dioses

para crear mundos desde la calma de los pozos

que arrastran tiempo y sitios perdidos

 

cadáveres colgando con el viento que los mece

así como se mece el vacío de un ánfora

después de su ruptura

 

el cuerpo es materia, luego larvas

y más tarde tierra que otro hombre traga cuando nace

el aire es agua

es nada si se mira, es todo si se exhala

cuerpo que alguien llevará hasta el límite exacto

donde no existe el sonido de la palabra

ni el consuelo de pronunciarla

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

2

 

 

hay varias formas de entender

el ladrido de un perro:

                        su origen, instinto primordial

llegado de esferas, planos ancestrales

desde bosques ocultos tras siglos de polvo

                       

                        su intensidad, fuerza

que acredita el grado de estima a quien ladra

o la furia, la muerte en su boca

símil quebradizo de la alta noche de los polos

aliento de cortezas húmedas

viento del desierto donde aúllan

los abuelos del perro antes manso

que hoy invade la casa con patas embarradas

y sangre en los colmillos

 

                      su tono, plañidero

como campanadas entre hojas secas

engañando a su presa:

su dueño acorralado entre las piedras y el arroyo

frente al perro que crió, alimentó

acarició sobre las mantas de su cama

el animal que no lo reconoce

o tal vez sí

por eso gruñe y ladra

como único

                     último signo de piedad

                    

 

 

 

 

 

 

3

 

 

el que habla más de lo que sus acciones dicen

se expone al escarnio de los profetas de la vida

 

noches ávidas de movimiento

días habitados de manos con gestos

corriendo de un cuarto al otro del edificio del mundo

 

el que habla menos de lo que actúa

se expone al escarnio de los defensores del discurso

 

creadores de ideas, esquemas encuadrados en paráfrasis

luego hipótesis, dogmas finales

incorruptibles, indemnes a la comprobación o al error

 

pero ambas posiciones niegan

del pensamiento su origen

que nace y muere antes del sonido

 

qué es, sino, eso que llega en noches insomnes

extraño y sin sentido, apenas perceptible

como un chirrido o un roce en los oídos

cuando miramos la luna el último día de diciembre

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4

 

 

el que habla como un niño

preserva el origen de la primera palabra:

                         el llanto del viejo antes de la muerte

                         el grito del hombre después de matar

                        

esquemas invertidos como la superficie de un lago

peleando por ganar la mente del hombre

que inventa signos para objetos

llovidos del cielo o surgidos de la tierra

 

no las manos ni el pensamiento

sino algo primordial

escurridizo como las moscas del instinto

y tan solitario como un dios que ha olvidado

su propio nombre

                   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

5

 

 

palabras como piedras en oídos vírgenes

aceite hirviendo al fuego de batallas-discursos

 

escuchar y mover los ojos hacia quienes dicen

sentencian, declaman

perpetran crímenes verbales

se levantan del lecho de la muerte

y continúan hablando

miran por las ventanas mientras siguen el camino de la calle

 

palabras que cantan himnos de verbos

como hojas perdidas de la bolsa de un jardinero

y arrastradas por el tiempo hecho tormenta de verano

olvidado el estío al otoño siguiente

estaciones que el mismo Dios tiende a olvidar

 

el silencio es la primavera de las palabras

viento fresco que obliga a cerrar la ventana

para que las ideas no se borren

 

silencio es palabra al fin

muda, murmurada quizá

escrita con los dedos

en el polvo del ruido

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6

 

 

la sombra de las cosas entre los cuerpos

maniobras de la luz sobre la superficie de las cosas

como el dolor de una piedra contra la frente

 

letras encadenadas que construyen

amplios edificios de pisos vacíos

donde un único portero

repite siempre la misma palabra

 

el lenguaje como un arma blanca

que corta los tendones de la realidad

y cose a su gusto las cuerdas

de un nuevo juicio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

 

 

las cosas reclaman sus nombres

se esfuman sin una mirada

los sentidos las forman

el pensamiento les da significado

 

procrean familias de miembros sumisos

o se rebelan a la mano del hombre

-así como el hombre a veces se niega a su Dios-

 

pero las cosas tienen miedo

abrazan al hacedor

saben que al morir su padre

la materia que sobrevive es alimento del tiempo

y sus nombres sustancia para el olvido

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

8

 

 

quién puede decir que el sentimiento

sea algo más que una palabra creciendo bajo la piel

en sinapsis que llevan conceptos

hacia terminaciones nerviosas de mejillas y bocas

donde nacen frases de amor exhalado con el aroma de la menta

                                o de odio con aliento amoniacal

                  

y la respuesta del otro provoca más sinapsis

nuevas digresiones del sentimiento explorado

que claman como una radio encendida y abandonada

en un cuarto con objetos cubiertos de polvo

 

quién dice que el corazón humano

no es más que un libro abierto desde su lomo

                 de las arterias rotas

las palabras fluyen como sangre

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9

 

 

cuando hablamos del orden y del caos

de cuál de los dos surgió primero

olvidamos considerar que el músculo

-partes blandas de cambio constante

células que nacen y mueren en órdenes aleatorios-

rodea al casi eterno hueso

 

a veces ese centro se expande

e incorpora elementos del caos

se comporta como un cazador de niños

que crecen en su nueva inmovilidad

hombres viejos atrapados en el tiempo

 

el orden es sólo un tiempo de aparente calma

doloroso como todo lo que nace del antiguo hueso

aire frío soplando en los pasillos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


10

 

 

el revés de las cosas

entraña su contrario

y el inverso es a veces el derecho:

 

                                          el mundo es un círculo con un radio

                                          que ocupa poco más de tres partes de su perímetro

                                          más un resto, residuo algebraico o error del pensamiento

                                          cuyo número infinito es una grieta en la esfera

                                          por la cual penetra lo arbitrario

 

                                          juego de espejos libre de la lógica

                                          principio de destrucción

                                          contrario al orden de las cosas

 

 

 

 

Impresiones sobre la pena de muerte

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