lunes, 10 de junio de 2024

La montaña (Enrique Anderson Imbert)








El niño empezó a treparse por el corpachón de su padre, que estaba amodorrado en la butaca, en medio de la gran siesta, en medio del gran patio. Al sentirlo, el padre, sin abrir los ojos y sotorriéndose, se puso todo duro para ofrecer al juego del hijo una solidez de montaña. Y el niño lo fue escalando: se apoyaba en las estribaciones de las piernas, en el talud del pecho, en los brazos, en los hombros, inmóviles como rocas. Cuando llegó a la cima nevada de la cabeza, el niño no vio a nadie.


-¡Papá, papá! -llamó a punto de llorar.


Un viento frío soplaba allá en lo alto, y el niño, hundido en la nieve, quería caminar y no podía.


-¡Papá, papá!


El niño se echó a llorar, solo sobre el desolado pico de la montaña.




Ilustración: Csrl Holsoe

No hay comentarios:

Gregorio el mago

Lorenzo creía que su arte estaba en decadencia. La obra que había escrito para aquel compositor mediocre no era digna de su talento. Pero ha...