lunes, 9 de julio de 2012

Ciencia




1

¿Conoce el hombre
el origen
el motivo de lo sin razón
en el sexo de los monos
baba de los perros
cerebro del cristo?

Sexo y músculos
crearon la idea
las manos
formaron el mundo.





2


Los ojos de la ciencia ven
un espacio vacío entre cuerpos celestes
blancas esferas
agua oscura
suciedad de almacenes abandonados.

Pero el sereno vigilante
en sueños de madrugadas frías
sólo piensa
en el vértigo
caída
espacio
que su cuerpo ocupará
la última noche.






3


En un punto
entre la tercera vértebra
y el cerebro
empieza el dolor del conocimiento.

La velocidad de la luz
rompe los muros del carbono.

Por eso los monos
tienen también
recuerdos de Dios.






4


Niños de cabezas grandes
como fondos de saco
no es el agua
lo que deforma los cráneos
ni la sangre del hondo
oscuro mar del no recuerdo.

Es el miedo.

Las neuronas crecen, se multiplican
se convierten
en pequeños monstruos
cuando abren los ojos
al día en que nacieron.






5


Un número para el tiempo
es arbitrario como una medida
en el espacio.
Medir los pensamientos por su duración
es igual que tomar puñados de aire
y pesarlos.

Una hoja de árbol
tiene kilómetros de días
toneladas de cuerpos muertos
miles de noches húmedas.

Tiempoespacio
la única, misma palabra
que alguien, hace mucho
separó.






6


El método empírico
enfrenta al sujeto con su objeto
ellos se anulan.

Como una silla frente a su mesa
se miran
estudian sus formas
sin tocarse ni entrar una en la otra.
Planos complementarios que encajan
por arbitrio de mentes
que miran sin comprender
el interior del objeto.

Hombres como cosas
inertes masas rodeadas de piel
más impenetrables
que la piedra.







7


Los entomólogos aseguran
las hormigas están formando
nidos en las vértebras.
Las han visto punzar la piel
y dejarse arrastrar por la sangre
con un pedacito de músculo como carga
hasta anidar en la última vértebra
luego ascienden, lentamente.

Algunos dicen sentir
un escozor en la espalda
un entumecimiento por la madrugada.

Cuando el escalpelo penetre la caja del cráneo
encontrarán a la reina
asentada en el atlas
rodeada de huevos.






8


Charles Darwin dijo
las especies no fueron lo que son
ni serán lo que parecen
el hombre es también un animal
que habla con pensamientos.
Nada mencionó sobre el alma.

Entonces lo atacaron
con esa inmensa idea llamada Dios
lo desgarraron para devorarlo.

Pero los animales guardaron
sus huesos en el bosque
y después de cubrirlos con hojas secas
empezaron a gemir
aullar
como hombres asustados.






9


En una constelación
alguien espera la llegada
del profeta
en una barca arrastrada
por alientos de volcanes muertos.

Estrellas
pasan por tubos cóncavos
imágenes convergen
en los ojos de las ratas
que escarban la cabeza del astrónomo.

Roedores
asomados a telescopios
ven en el cielo al creador
del cerebro que los alimenta.






10


La mano del simio toma la palanca
y el fuego escapa de la nave
Espacio por delante, piensa
el hombre detrás.

Luego corta los cables
bloquea toda comunicación.

Él es la Tierra
está solo y el orgullo lo exalta.
Los hombres se parecían tanto a mí.






11


La suma de los ángulos de un cuadrado
no es igual a cuatro rectos
al resultado deberemos sumar
la cifra
en la que Dios se ha obstinado en vivir
un sitio matemático
donde las parábolas son teoremas

Quizá Pitágoras sea el Bautista
Einstein el Mesías.
Sólo basta poner sus mentes
en el trayecto de una bala
obediente a la física de Newton
para revelar su sustancia.
Mundos teóricos tan frágiles
como el cerebro de Dios.






12


Negar no es claudicar.
Levanto muros
por encima de mi altura
con rocas caídas del cielo.

Digo sí digo no
según las caras lo toleren.

Dentro
el sol gira para mí
como yo lo hago sobre el sol.

Soy Galileo
y afirmo que el mundo
está hecho con fuego
los hombres
con leña seca.





13


Los tratados de anatomía
exploran el cuerpo
enterrado bajo la piel
por un dios celoso
de la belleza del hombre
y la inteligencia del simio.

En salas de disección
los teólogos estudian.

Las vísceras de Dios
despiden formol
pero ya no sufren.






14


El día de la muerte
estimula secreciones
multiplica la conexión neuronal.
La velocidad de la sangre se acelera
inversamente a la duración de la vida.

Y en el fondo más oscuro, vacío
del cerebro
donde una mano es aún una mano
el tallo de la angustia
sigue creciendo
más allá del lente que se utilice
para admirarla.






15


Argos ha muerto
anuncia Ulises a su hijo
luego destroza la balsa con el hacha
y construye un ataúd
para el cadáver del perro.

Un viejo sabio se acerca
mide el cuerpo
hace números en la arena
calcula el tamaño del alma.

Ulises no lo mira
arroja la caja al mar
la observa hundirse lentamente
el agua inunda la playa
y borra las cifras
su alma es el océano
dice.





16


¿Serán perdonados
los que rezan
con un billete de lotería
en la mano
comprendidos
absueltos
castigados?

Es sabio quien tiene
la inteligencia de Dios
entre sus dedos
pero Dios es mudo y sordo
ni siquiera se ve a sí mismo.

Serán perdonados
los ignorantes.

Sin los guantes de la razón
ellos ven y tocan
la cara de Dios.





17


La luz viene del sol
y lo sobrevive
con mensajes muertos.
Pero si la luz estuviese más allá del sol
qué la ha creado
punto lejano impensable
para el cerebro humano.

El tiempo
como un pasamanos
que se escapa a cada instante
en suelos que se filtran.

Y ese punto de luz sin origen
llama como el hambre
la desesperación.
Ojos puestos en la nada
manos extendidas hacia el vacío.

De los dedos nacen
los hombres y los viajes.






18


Punto de luz que se acerca
se aleja
vibra invisible en los dedos de los hombres
acaricia las caras de los niños
al mirar el cielo una noche
en la playa.
No es viento del mar
es deseo
fundir el cuerpo en la arena
ser con la noche un punto en las estrellas.

Niños remontando barriletes
hombres gritando para alcanzar
esa constelación con nuestra cara
que vemos una vez
un instante en toda la vida.

Ni siquiera la certeza de haberla visto
sólo la piedra de la duda.





19


Números
unidades del espacio tiempo.
No hay infinitud
sino desconocida cantidad de cifras
para la idea
pensamiento
sobre Dios.

Jaulas
-celdas-
células formando
el concepto
la máquina
dios universo.
Artificio que se rompe
cuando encerramos la memoria
en la madera que evita la dispersión
de nuestros huesos.



Ilustración: Harvey Cushing



Cartas de Hamlet





1
Alguien dijo, tal vez el dios que nos creó
que hay más cosas en el cielo y en la tierra
de lo que imaginamos.
Morir, dormir, soñar incluso
son privilegios que la carne
no siempre puede recibir
ni mucho menos sabe utilizar.
Los gusanos del pensamiento
enturbian la mirada del que quiere ver
cuando el mar retrocede
y quedan los esqueletos de las palabras
a las que el poeta dios
no logra limpiar del dolor
ni siquiera de la pena.
Detrás de cada letra
vive un león con hambre insaciable
y no está loco
tiene la crueldad de la cordura.

2
Ella sabe que la amé
más que a mi madre, más aún que a mi padre.
Era mi hermana
mi mano izquierda
mi ojo derecho
los olivos sobre el río.
Debió entrar al convento el día que se lo pedí.
Ahora está rodeada de aguas que caen como voces vírgenes
para siempre perdida en mi pensamiento.
Porque ella se va.
Ofelia desaparece del recuerdo
-a pesar de que el tiempo aquí pasa tan lentamente-
y el amor ya no es lo que era
dolor y éxtasis.
Es veneno
primero dulce, después sin sabor
y sin belleza.

3
Todo muere.
Hasta la corona de mi padre
se va perdiendo en la tierra.
Pero es el mar y son las olas
que carcomen el metal precioso de su arquitectura
armazón de su alma.
Yo, su hijo Hamlet,
soy un gusano comiendo de su carne
así como él bebió la sangre de los invasores.
Soy la uña que perdió en la batalla
y el polvo en sus cabellos.
La mosca posada en su corona
al recorrer el campo de los muertos.
No le digas nada, Horacio,
padre sabe que lo extraño
como quien espera que su mano perdida
vuelva a nacer.
Tuve arañas en custodia
borregos tristes, perros que me mordieron
y ni siquiera supe conservar.
Sin hijos el amor del hombre se anula.
Un número cero fabricado con pajas.

4
Dile a Yorick
cuando mueras y lo veas en el cielo
-yo estoy en los infiernos con el nuevo rey-
que extraño su cara de maquillaje
su sonrisa extraviada
el día que tomó mi cuello con sus manos
y preguntó: ¿tienes miedo de morir?
Dile que ignore las palabras del sepulturero.
Su cráneo descansará frente al espejo de mi reina
para que ella vea cómo acabará
mientras se coloca polvos sobre polvos
y no reirá entonces.
Pero yo escucharé aún entre las voces de mi culpa
la hermosa, terrible risa
de Yorick el bufón
burlándose de la tragedia de la vida.

5
Los hijos somos tallos ciegos
de grandes muelles frente al mar.
Un día tendremos que beber la misma sal
y mirarnos en el espejo del padre.
Su cuerpo tiene también la estructura de los gusanos.
Si la voluntad a veces produce arañas
y es un líquido maloliente bajo cáscaras de piel,
entonces sentarse frente a las olas
para armar aquella que vendrá a buscarnos
es tal vez mejor que morir por una espada
sin saber qué es un hijo
ni cómo besar las mejillas de un muerto.

6
Matamos con diferentes significados.
Se perdonan las ofensas contra los viles
pero se condenan contra los fieles.
Enterramos la daga en la carne
olemos el aroma de los dientes del que muere
y no nos abandona hasta que juntos
exhalamos el aliento sobre el siguiente en la cadena.
Salir a pelear con gritos de furia
con graznidos de pájaros que se retuercen
no es lo mismo que la ira
carcomiendo el alma de los cobardes.
Sepultureros y muertos
se dividen el mundo.

7
Qué es un nombre.
Tengo el sonido de mi padre por emblema
pero no su cabeza y barba
los ojos celestes en la noble cara.
El último rey que nació sin penas
se casó con el ave que perturba los sueños.
Un nombre puede convertirse en carroña
cuando el sepulturero lo pronuncia
oler a heces si quien lo lleva lo ha robado
-un regalo deja de serlo cuando no se merece-
y es un cachorro de voluntad idiota.
El nombre se hace blanco de dardos de iniquidad
en las manos de la historia
y ya no vale siquiera
el pequeño dolor del esfuerzo por recordarlo.

8
Las olas son almas en pena
golpeando la costa
donde buscamos huesos
para explicar los cantos nocturnos.
Las olas estallan, se deshacen
pero las gotas en las piedras de las torres
se juntan y crean seres de carne.
Hablan, eso es lo peor.
Uno puede soportar la propia voz
pero no esa voz convertida en muertos
que regresan para darnos más trabajo.
El nuestro y el que ellos no pudieron hacer.

9
No te dedicaré una carta, madre
sólo un epitafio y el olvido
arrepentimiento y veneno
en copas que no supieron evitar
la muerte del reino.
Echa atrás el tiempo.
Revierte el silencio mortal de las espadas.
Tu boca
úlcera donde se hunden
los dedos pétreos de los hombres en tu lecho.
Sobrevuelas como ave de presa
dando consejos para matar el recuerdo de mi padre
pero hay cosas
que no puedes arrancar del cuerpo de un hombre.
Mota de polvo y mancha que no se borra.
Un último vestigio del orgullo.

10
Es curioso cómo uno hace víctimas
a quienes no desea convertir en tales,
quizá la pequeña sombra oculta
husmea el olor de los entrometidos.
No pediré perdón, querido Polonio, por tu muerte
mi remordimiento se paga
con la locura de la hermosa Ofelia.
Padres y madres
titiriteros escritores
de nuestros actos.
A veces me pregunto
si no sería mejor matarlos
apenas nacemos.
El dolor de su ausencia
sería más soportable que el rencor.

11
Rosencratz y Guilderstein ya no existen
los he entregado a la boca del mar
Decían ser mis amigos
pero eran huecos corrompidos en los huesos del reino.
Vi sus ojos cuando se acercaron
sus sonrisas diciendo
todo está bien no te preocupes
no hay dolor si son las manos de un amigo las que matan.
Quién pondrá las manos en el fuego por otro hombre
en este reino donde las barbas
son máscaras sobre caras muertas.
Mira a tus perros, Horacio,
te morderán si los lastimas
pero se arrojarán al fuego, si eso ordenas.

12
Los soldados batallan
yo esgrimo estrofas sobre fantasmas.
Hombres mueren entre espadas
yo hablo de amores que se pudren.
El fuego de la guerra estalla.
El mundo se deshace en tierra y lluvia.
Los cadáveres crecen como heces de perros viejos.
Yo simulo y juego en la locura
crío gusanos en mi alma
escarbo en los huesos de mi padre.
Algo huele a podredumbre.
Tal vez sea el cuerpo de Ofelia
servido en una mesa
al alcance de nuestros picos.
De lejos llegan las voces y el aroma
de los hombres que pelean en los campos
Ese aroma virgen de los árboles muertos.

13
Lo que mal empieza
no puede terminar bien, mi querido Horacio.
Sé que estas cartas pesan
y te he abrumado con mi dolor.
Déjame darte a cambio un abrazo y un beso en la mejilla.
Que tu pecho toque el mío
y las fanfarrias de tus rezos caigan
como perros salvajes sobre el olvido.
Eres el hombre que enlazará los tiempos con sus manos.
Las paredes caerán .
Los campos seguirán llenándose de muertos.
Pero la memoria
es más persistente que las ratas.

Estos poemas pertenecen al libro que lleva el título general de "Alimentar a las moscas". Esta sección es una serie inspirada obviamente por la obra de Shakespeare. No hablaré de su importancia, sí de la forma en que me cautivó desde su primera lectura. Tenía en mi casa paterna una vieja edición sin tapas de la obra de teatro, y aún cuando de adolescente intenté penetrar en texto, me resultó difícil pero fascinante al mismo tiempo. No creo haberla terminado de leer en esa época, pero los monólogos de Hamlet me atrajeron por esa cualidad musical y profunda al mismo tiempo, una mezcla de balada y recitación. No fue extraño escucharme a mí mismo recitar en voz alta el "ser o no ser", o "cuán débil carne es el hombre" o la escena del sepulturero. Más tarde, viendo películas basadas en ella, la fascinación fue completa. No hablemos de puestas en escena o adaptaciones, de actuaciones o dirección artística. Las palabras de Hamlet persisten en el tiempo, crecen de significado, se multiplican sus significaciones y se acrecienta su trascendencia. Porque ellas hablan del hombre y su primera y última condición, sobre el azar y el destino de la vida, sobre la muerte, la culpa, el remordimiento, el deseo y la lujuria, la pusilanimidad, los celos, la ambición desmedida, el crimen, la hipocresía, el amor, la locura. Cada personaje es un símbolo y ser de carne y hueso al mismo tiempo. Los fantasmas conviven con los seres humanos, lo fantástico es parte de lo no fantástico, las barreras entre cordura y locura son tan irreales como los límites entre la vida y la muerte o entre lo real y lo ficticio. Una obra de teatro dentro de otra obra de teatro pone en evidencia la realidad de un crimen escondido tras una fachada de ficción.
Estos poemas son un humilde homenaje, una inspiración que pretende recrear a través de mis propios medios expresivos, de mis propias preocupaciones y mi visión del mundo, lo que esta obra me inspiró, lo que su contenido y sus temas me han provocado a lo largo del tiempo. No es una copia de escenas, ni siquiera una reflexión sobre ellas, sino una apropiación de personajes. Pero ellos han cambiado, son los mismos nombres pero son otros, se han embebido de mi forma de pensar, de mi forma de ver las cosas, han buscado y encontrado factores que yo mismo no sabía que allí estaban. Esa es la función de los personajes que uno crea o recrea en la lectura, buscar por medios indirectos, como espías, como huéspedes curiosos y entrometidos, en los rincones de la casa que habitamos desde nuestro nacimiento. Rincones que desconocemos a pesar de to.dos estos años.
Aquí está, entonces, esa mirada, el mundo que hallaron, recreando y recreándose al explorarme.

sábado, 16 de junio de 2012

ALIMENTAR A LAS MOSCAS







Estos poemas fueron escritos entre 2002 y 2006. Una parte de los cuales fueron publicados en la Antología del Premio Literario por la Conmemoración por los 150 años de la Ciudad de Esperanza, Santa Fé, donde merecieron el Primer Premio. Todos los poemas que llevo escritos hasta la fecha están contenidos en este libro. Muchos de ellos surgieron en la presente década como correcciones prácticamente completas de viejos poemas de la década del noventa, mientras hacía taller literario y me dejé influir por la tendencia a la poesía que había allí por ese entonces. Aquellos poemas desaparecieron, pero como me sucede también en narrativa, hay ideas que sobreviven a las formas primarias en que fueron concebidas en un principio. Estos poemas son casi contemporáneos a una novela larga, y creo que representaron una forma de contrarrestar o contrabalancear el esfuerzo de trabajo y atención que me llevó aquel trabajo. El largo aliento de las frases de la novela, su clima denso y saturante, se veía aliviado por la escritura concisa y corta de los poemas. Aún no estoy seguro de la validez poética de este conjunto, y cada vez que los releo en ocasiones me satisfacen y en otras encuentro falencias que ya no tengo idea cómo subsanar sin modificar completamente los textos. Sé que son poemas conceptuales, donde la emoción tiende a fluir muy lentamente, casi con una frialdad quemante filtrada por el intelecto. El epígrafe con que decidí encabezarlo es de uno de mis poetas favoritos, quizá con el que más me he identificado, Alberto Girri. Esta elección estética no es casual, hay una intención clara de seguir la misma línea de poesía, aunque no así el estilo, por supuesto, determinado tanto por mis propios límites expresivos como por los ilimitados niveles a los que llegó Girri.
No sé si volveré a escribir poemas, es de esperar que sí lo haga porque ese es mi deseo. En el monento que escribo este comentario estoy dedicado a la narrativa, y es allí donde estoy volcando esos "conceptos" que antes ponía en poemas. Los párrafos son más largos en que mis dos libros de cuentos, la acción se va retardando por interposición de reflexiones que tienden a tener una musicalidad interna, intentando asemejarse a ese ritmo fluido y casi barroco de la prosa faulkneriana. Tal vez sea eso lo adecuado a mi estilo, no puedo decirlo con certeza. Faulkner decía que el género mayor es el de la poesía, pero los narradores como él indudablemente lograban un vuelo poético en su prosa mucho más eficazmente que muhcos poetas que escriben con el formato correspondiente a lo que se considera un poema.
La poesía es tan intensa tanto de leer como de escribir, y el trabajo de corrección es quizá más largo, agobiante e insatisfactorio que el de narrativa. Es difícil congeniar ambos géneros, y pocos autores, salvo los más geniales, Borges a como mejor ejemplo, Octavio Paz, otro, fueron maestros en ambos planos. Los narradores tienden, a veces, a crear poemas más que nada visuales, narrativos y de escasa música. Da la peculiaridad que Borges era maestro en el cuento y no escribió novelas. Paz era más que nada ensayista además de poeta. A su vez, los grandes poetas, cuando se atreven a la narrativa, suelen crear narraciones cortas de tintes alegóricos y netamente como prosas poéticas. No intento hacer generalidades, solo mencionar ejemplos que me vienen a la memoria, sin duda selectiva y arbitraria. Es que la estructura de la poesía, a mi entender y según mi escasa experiencia, requiere un planteamiento mental muy particular, que si bien no excluye, sí desarma transitoriamente los esquemas contundentes y bien afirmados de la narrativa. Para sentarse a escribir un poema hay que olvidarse de los recursos que son sólo válidos para el cuento o la novela, me refiero a esos armazones, planos y maquetas que los arquitectos utilizan para diseñar sus estructuras. Es algo también cercano a una superstición, o quizá al miedo a la enfermedad contagiosa. Mientras se escribe poesía, uno tiene miedo a leer narrativa, porque lo difícilmente logrado podría derrumbarse por acción de esos virus llamados "explicación" y "argumento" que tienden a tratar de dar claridad y razón a cuanto se escribe. Cuando se hace narrativa, el leer poesía no es invalidante ni hay temor alguno, pero si simultáneamente se pretende escribir poesía y narrativa, el esfuerzo mental para cambiar de ámbitos y climas es demasiado complicado, es más agotador que un esfuerzo físico, sólo comparable tal vez con los sinsabores de una enfermedad. El narrador tiene miedo a perder su poder de fluidez, su fuerza de un continuo y perpetuo fluir de la conciencia narrativa, si se pone a escribir poesía. Repito, estas son particularidades surgidas de mi criterio personal, que no excluyen contemplar tantas otras posibilidades y experiencias, así como las diversas formas narrativas y poéticas que no necesariamente se contraponen sino que se suman.
Todo depende, supongo, de los límites del talento personal, y a qué llamamos con este nombre. Cuáles son estos límites, tampoco estoy seguro. No hay más remedio que vivir, aún encerrados en una habitación, como dicen que lo hizo la gran Emily Dickinson, y ponerse a escribir lo que una ventana nos concede del mundo y permitir que surja todo lo que nuestra imaginación es capaz de fabricar con esa concesión.
Los poemas están agrupados en ejes temáticos por fragmentos que llevan los siguientes títulos:


1) Ciencia
2) Guerra
3) Cielo/Tierra
4) Hombre/Mujer
5) Lenguaje
6) Cartas de Hamlet
7) Minotauro
8) Impresiones sobre la pena de muerte
9) Copperfield
10) Kant o el laboratorio del pensamiento
  
 
                                             Diseño de tapa Romina Constante sobre ilustracion anatomica antigua

La soledad (Alberto Moravia)

Aunque muy distintos uno del otro, Perrone y Mostallino eran inseparables, si bien en realidad no los unía la amistad, sino, como a menudo o...