Perdona, hermano mío, si te digo
Que ganas de escribirte no he tenido.
No sé si es el encierro
No sé si es la comida
O el tiempo que ya llevo
En esta vida.
Lo cierto es que el zoológico deprime
Y el mal no se redime sin cariño.
Si no es por esos niños
Que acercan su alegría
Sería más amargo todavía.
A ti te irá mejor, espero
Viajando por el mundo entero
Aunque el domador, según me cuentas
Te obligue a trabajar más de la cuenta
Silla mediante, látigo en mano.
Pero volviendo a mí, nada ha cambiado
Aquí desde que fuimos separados.
Hay algo, sin embargo
Que noto entre la gente
Parece que miraran diferente.
Sus ojos han perdido algún destello
Como si fueran ellos los cautivos.
Yo sé lo que te digo
Apuesta lo que quieras
Que afuera tienen miles
De problemas.
Caímos en la selva, hermano
Y mira en que piadosas manos
Su aire está viciado de humo y muerte
Y ¿Quién anticipar puede su suerte?
Volver a la naturaleza
Sería su mayor riqueza
Allí podrán amarse libremente
Y no hay ningún zoológico de gente.
Ciudate hermano, yo no sé cuando
Pero ese día, viene llegando.
Ilustración: Gary Kaemmer
No hay comentarios:
Publicar un comentario