LA
RUTA
Navegábamos
una ruta arenosa,
Yo
en el asiento trasero;
Moisés
y jilguero en jaula,
En
pos del mes de enero.
Navegábamos
una ruta lenta:
Mamá
adelante con bocados,
Papá
el artífice del recreo…
Navegaba
el Citroen,
Navegó
la rural 1500,
Y
yo adivinaba marca
De
cada auto que pasaba
Por
esa ruta que navegábamos
Arenosa
y lenta.
Vasito
de plástico verde,
Playa
ventosa y té con leche,
Galletitas
con paté y arena
Y
médanos de Legión Extranjera.
Mientras,
Padre
caña en mano,
Esperando
la pesca
Esperando
la pesca.
Navegábamos
rutas de inocencia,
Rutas
de futuro abierto;
-Engañosamente
eterno…
Navegábamos
por el mar de eneros,
Navegaba
el Citroen viejo.
Yo,
En
el asiento trasero.
Los
recuerdos tallados en piedra,
Y
los ojos muy abiertos.
22.10.20
EN
UN VIAJE
Es
un viaje solamente.
Tal
vez una mañana oiga las llaves en la puerta.
Yo
aquí arriba, a medias dormido aún,
Sabré
que llegaste
En
el bus de la madrugada
Que
te trae desde el mar.
Pero tomará tiempo,
Porque
no querés dejar el mar,
Y
volver a todo esto…
Tal vez haga un esfuerzo y me levante a
recibirte,
-debería
hacerlo-
Con
tu bolso al hombro, y el color de la playa,
Te
veré en la puerta
Una
madrugada,
una
madrugada.
Es
un viaje, sólo un viaje más.
Junio
2000
ELLOS
DOS.
En
los 90s, las vacaciones fueron un tiempo de tregua para ellos. Tal vez comenzó a fines de los ochenta;
tendría que recurrir a las fotos fechadas para confirmarlo.
Pero
lo importante es que fueron unos años en que, por unos días, todo era como
debía ser, y fueron una pareja mayor que se acompañaba; caminaban e iban a la
playa juntos. El cariño original entre ellos parecía encontrar la oportunidad
de manifestarse otra vez, y hoy se ve en sus rostros, al mirar las fotos.
San
Clemente, Santa Teresita; sencillos paraísos breves para un amor extraño,
conflictivo, de dos hermosas personas con carencias y errores que los sofocaron
largo tiempo.
Pero
la magia de esos días de verano que podían robarle a la realidad cruel de la
discusión cotidiana y los reproches… les abría una puerta de felicidad
recobrada. Volvían a ser, se me ocurre,
la pareja que bailaba y bailaba en la luna de miel en La Falda. Las ilusiones
habían revivido. Había paz.
Y
así juntos daban ‘la vuelta del perro’ a la tardecita. Juntos, habrán tomado el
cafecito de la noche. Juntos iban después de cenar, a la feria de juegos. a
ganar los premios que, llenos de orgullo por la proeza, nos mostrarían luego a
nosotros, los hijos que, esas veces, los dejamos solos.
En
los 90s, las vacaciones fueron un tiempo de tregua para ellos dos.
25.10.20
SIGLO
XX.
Pienso
en mi abuelo, Renato
Que
nació en 1900.
Vio
el graff Zeppelin sobre Buenos Aires,
Se
acordaba de Theda Bara,
Y
vio la primera película argentina….
Habrá
leído las novedades de la guerra
En
Europa, y la crisis del 29 a sus 29…
Iba
al Colòn y vio cantar a Gina Cigna
(si
vio a Callas ya no recuerdo…)
Creció
como maestro y dirigió
La
escuela de la calle Ibarrola en Liniers,
Donde
enseñó a Pedrito Quartucci y Marcos Zucker…
Vio
el tranvía, y la novedad del subterráneo,
Y
pasados sus 80 años
Tomó
un avión por primera vez.
Pienso
en mi abuelo Saverio,
Que
nació en Trani en los 90s…
Que
vino aquí antes del 14,
Después
que su padre se suicidara,
Que
volvió a Italia para pelear en la guerra,
Y
volvió a la Argentina al terminar…
De
Belgrano a la calle Olavarrìa,
Y
de La Boca a Merlo
Al
fin a casa propia.
Creció
en su trabajo en el Ministerio.
No
fue un campesino inculto,
Mas
no lo conocí.
Pocas
veces de bebé estuve
En
sus brazos
Y
se fue, dejando un recuerdo en mi madre
De
suegro frío, que no hay con qué
Revisar…
Pienso
en mi padre, Andrés,
Bautizado
como su abuelo.
Nació
en el 24, tiempos duros,
Y
la escuela duró hasta el 6º nomás…
Tuvo
amigos de infancia y juventud,
Le
gustaba el tango entonces
Y
quizás el futbol…
Tomaba
el tranvía, trabajó en el puerto.
Manejó
un tren, una vida,
Un
Andrés que no conocí
Andrés
que se asentó a los 34
Y
se fue convirtiendo en el padre
Que
tuve.
Jugó
a los soldaditos en el suelo conmigo
Y
cantaba ‘Marecchiare’ o ‘Ángeles Negros’
Mientras
pintaba un cuarto un sábado
(o
quizás un gris domingo…)
Ponía unos pocos discos de Canzonettas en el Winco;
Más
tarde descubrí los clásicos, con sorpresa,
Que
habían quedado en casa de su madre.
Me
regaló la playa desde los 4 ò 5 años.
Pagó
en silencio mi educación.
Lloró
en Ezeiza cuando viajé
Por
vez primera;
Sin
tener mucho, me ofreció ayuda.
(no
llegó a verme con mi auto ni el sueño de la casa en la playa)
Tuvo
sus días felices en el mar,
Pero
una noche se fue, cansado,
Solo
con las cuentas
Que
no cerraban.
Y
cuántas cosas quedaron sin preguntar
Cuántas
cosas quedaron sin contar.
Historia
del mundo la historia
De
la sangre.
Pienso
en Renato
Pienso
en Saverio
Pienso
en papá.
Esteban Andrés Curci nació en Morón, provincia de Buenos Aires en 1961. Es arquitecto, diseñador y docente universitario. En su obra escrita predominan los poemas y canciones en castellano, inglés y francés, con profunda influencia de la música popular contemporánea de Norteamérica, Francia e Italia principalmente. Su temática tiene claros rasgos intimistas y nostálgicos, caracterizándose por un estilo directo que apela a la emoción, y cuya eficacia se basa en su aparente simpleza y en una rica y rara simbiosis de tristeza y buen gusto.
Ilustración: Giorgios Lemonis
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