domingo, 7 de enero de 2024

POEMAS de Esteban Andrés Curci

 

 

LA RUTA

 

Navegábamos una ruta arenosa,

Yo en el asiento trasero;

Moisés y jilguero en jaula,

En pos del mes de enero.

Navegábamos una ruta lenta:

Mamá adelante con bocados,

Papá el artífice del recreo…

 

Navegaba el Citroen,

Navegó la rural 1500,

Y yo adivinaba marca

De cada auto que pasaba

Por esa ruta que navegábamos

Arenosa y lenta.

 

Vasito de plástico verde,

Playa ventosa y té con leche,

Galletitas con paté y arena

Y médanos de Legión Extranjera.

Mientras,

Padre caña en mano,

Esperando la pesca

Esperando la pesca.

 

Navegábamos rutas de inocencia,

Rutas de futuro abierto;

-Engañosamente eterno…

Navegábamos por el mar de eneros,

Navegaba el Citroen viejo.

 

 Yo,

En el asiento trasero.

Los recuerdos tallados en piedra,

Y los ojos muy abiertos.

 

22.10.20

 

 

 

 

EN UN VIAJE

 

 

Es un viaje solamente.

Tal vez una mañana oiga las llaves en la puerta.

Yo aquí arriba, a medias dormido aún,

Sabré que llegaste

En el bus de la madrugada

Que te trae desde el mar.

 

 Pero tomará tiempo,

Porque no querés dejar el mar,

Y volver a todo esto…

 

 Tal vez haga un esfuerzo y me levante a recibirte,

-debería hacerlo-

Con tu bolso al hombro, y el color de la playa,

Te veré en la puerta

Una madrugada,

una madrugada.

 

Es un viaje, sólo un viaje más.

 

Junio 2000

 

 

 

 

 

 

 

ELLOS DOS.

 

En los 90s, las vacaciones fueron un tiempo de tregua para ellos.  Tal vez comenzó a fines de los ochenta; tendría que recurrir a las fotos fechadas para confirmarlo.

 

Pero lo importante es que fueron unos años en que, por unos días, todo era como debía ser, y fueron una pareja mayor que se acompañaba; caminaban e iban a la playa juntos. El cariño original entre ellos parecía encontrar la oportunidad de manifestarse otra vez, y hoy se ve en sus rostros, al mirar las fotos.

 

San Clemente, Santa Teresita; sencillos paraísos breves para un amor extraño, conflictivo, de dos hermosas personas con carencias y errores que los sofocaron largo tiempo.

 

Pero la magia de esos días de verano que podían robarle a la realidad cruel de la discusión cotidiana y los reproches… les abría una puerta de felicidad recobrada.  Volvían a ser, se me ocurre, la pareja que bailaba y bailaba en la luna de miel en La Falda. Las ilusiones habían revivido. Había paz.

 

Y así juntos daban ‘la vuelta del perro’ a la tardecita. Juntos, habrán tomado el cafecito de la noche. Juntos iban después de cenar, a la feria de juegos. a ganar los premios que, llenos de orgullo por la proeza, nos mostrarían luego a nosotros, los hijos que, esas veces, los dejamos solos.

En los 90s, las vacaciones fueron un tiempo de tregua para ellos dos.

 

25.10.20

 

 

 

 

SIGLO XX.                         

 

Pienso en mi abuelo, Renato

Que nació en 1900.

Vio el graff Zeppelin sobre Buenos Aires,

Se acordaba de Theda Bara,

Y vio la primera película argentina….

Habrá leído las novedades de la guerra

En Europa, y la crisis del 29 a sus 29…

Iba al Colòn y vio cantar a Gina Cigna

(si vio a Callas ya no recuerdo…)

Creció como maestro y dirigió

La escuela de la calle Ibarrola en Liniers,

Donde enseñó a Pedrito Quartucci y Marcos Zucker…

Vio el tranvía, y la novedad del subterráneo,

Y pasados sus 80 años

Tomó un avión por primera vez.

 

Pienso en mi abuelo Saverio,

Que nació en Trani en los 90s…

Que vino aquí antes del 14,

Después que su padre se suicidara,

Que volvió a Italia para pelear en la guerra,

Y volvió a la Argentina al terminar…

De Belgrano a la calle Olavarrìa,

Y de La Boca a Merlo

Al fin a casa propia.

Creció en su trabajo en el Ministerio.

No fue un campesino inculto,

Mas no lo conocí.

Pocas veces de bebé estuve

En sus brazos

Y se fue, dejando un recuerdo en mi madre

De suegro frío, que no hay con qué

Revisar…

 

Pienso en mi padre, Andrés,

Bautizado como su abuelo.

Nació en el 24, tiempos duros,

Y la escuela duró hasta el 6º nomás…

Tuvo amigos de infancia y juventud,

Le gustaba el tango entonces

Y quizás el futbol…

Tomaba el tranvía, trabajó en el puerto.

Manejó un tren, una vida,

Un Andrés que no conocí

Andrés que se asentó a los 34

Y se fue convirtiendo en el padre

Que tuve.

Jugó a los soldaditos en el suelo conmigo

Y cantaba ‘Marecchiare’ o ‘Ángeles Negros’

Mientras pintaba un cuarto un sábado

(o quizás un gris domingo…)

Ponía  unos pocos discos de Canzonettas en el Winco;

Más tarde descubrí los clásicos, con sorpresa,

Que habían quedado en casa de su madre.

Me regaló la playa desde los 4 ò 5 años.

Pagó en silencio mi educación.

Lloró en Ezeiza cuando viajé

Por vez primera;

Sin tener mucho, me ofreció ayuda.

(no llegó a verme con mi auto ni el sueño de la casa en la playa)

Tuvo sus días felices en el mar,

Pero una noche se fue, cansado,

Solo con las cuentas

Que no cerraban.

 

Y cuántas cosas quedaron sin preguntar

Cuántas cosas quedaron sin contar.

Historia del mundo la historia

De la sangre.

Pienso en Renato

Pienso en Saverio

Pienso en papá.


Esteban Andrés Curci nació en Morón, provincia de Buenos Aires en 1961. Es arquitecto, diseñador y docente universitario. En su obra escrita predominan los poemas y canciones en castellano, inglés y francés, con profunda influencia de la música popular contemporánea de Norteamérica, Francia e Italia principalmente. Su temática tiene claros rasgos intimistas y nostálgicos, caracterizándose por un estilo directo que apela a la emoción, y cuya eficacia se basa en su aparente simpleza y en una rica y rara simbiosis de tristeza y buen gusto.

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