viernes, 14 de febrero de 2025

Cartas a Enrique García Velloso (Joaquín de Vedia)




         





                          

"Mi querido Enrique: Acaba de decirme Becher que, probablemente, tú te irías a Montevideo mañana, con el encargo de Caprile que yo te había anunciado hace ya algún tiempo. Si te vas, si no te has ido ya -te he buscado en el Nacional, donde lo vi a Armando, a quien pedí que si te encontraba te mandase allí, y no logré mi deseo-, si te vas, pues, hazme un favor. Pablo me dejó encargado que esperara aquí al principito Crodara, y le pidiera o propusiera este arreglo: acortar la temporada del Rosario y largar la de Montevideo. Simple como Dios es el programa. Pablo debe terminar en el Rosario el 31 de enero, y hacer todo febrero en Montevideo. En vez de dar tantas funciones en aquélla, hacer algunas más en esta otra ciudad, me parece razonable por circunstancias de clima, estación, etc., y no ha de ser perjudicial para Crodara, ya que en una y otra parte el negocio es suyo. Ahora bien, tú podrías ver al principito allá en Montevideo, pues según me informaron hoy en el "Marconi", no estará aquí hasta fin de mes, y la respuesta urge; lo podrías ver y si accede a la proposición, me la telegrafías en seguida. Quizá tu viaje me evitará a mí otro, con este objeto que tú llenarías. En todo caso, si te vas, véme luego en el Congreso -tendrás tiempo, supongo-, y allí te daré la copia del contrato firmado entre Pablo y Crodara y que en caso de discusión con el segundo, te sería útil. Contéstame pronto.

Disculpa, y gracias. Te conviene hacer a Pablo este servicio, Y a propósito, fuera bueno pensar en devolverle los $ 1.500 que prestó a la Sociedad. Saludos a María Teresa.

Tuyo afmo. Joaquín".


Mi querido Enrique: 

Necesito ya tu obra, o por lo menos necesito que me confirmes, renueves o certifiques tu promesa. Se me dice - (verdad es que se me dicen tantas cosas) -, que tú afirmas la ruina de este negocio, que estrena "Cosas de América" con entradas de 400 pesos. Y esto me hace creer que tienes el propósito de renunciar a tu pensamiento de estrenar aquí. Si así no es, consuélate, pues nuestras entradas medias están, en cincuenta y. dos días de temporada, por arriba de $ 1.200; que "Cosas de América" hizo 900 en su estreno y 1.600 en su primer sábado, y que no hemos tenido más traspiés que "El señor Juez", estrenada con lluvia, y que harto lóbrego y dramático, no interesó. Te lo comunico, para que no empañes con tonterías tu crédito de hombre serio y veraz. Verdad es que un hombre puede dejar de ser eso sin desmedro, cuando se mete a empresario. 

Tu amigo. Joaquín". 


"Querido Enrique: 

He pasado en tu escritorio un buen rato con Pedro Pardo. Este me dice que tú crees que mi tarjeta fue anterior a la recepción de tu carta. Es verdad. También me dice Pedro, claro que sin garantírme, que trabajas duro y parejo para mí. Si eso es cierto, ¿por qué te haces negar? (otras veces, claro). ¿Para qué diablos te encierras y aislas? ¿Por qué no estás en comunicación conmigo, o con Casaux, si te es más cómodo? Lo que me irrita - a veces -, es la incertidumbre o el engaño. Entonces, pues, háblame, dime lo que sea, pero dime algo. Tu affmo. aunque "harto". Joaquín".

"El teléfono no responde. El timbre, no suena. Es encantador acudir a tus citas. De las siete en adelante, estaré en casa. Joaquín". 


"Mi querido Enrique: 

Estoy resfriado, con un poco de fiebre. Te ruego que te ocupes de Buffere, -de Sabattino López, estrenada por la Caimmi, discreta cosa-, y de Beethoven que hay que ver. Gracias y hasta mañana, tu amigo Joaquín".


"Querido Enrique: 

Ahí va ... Ahí va ... No dejes de verme, cuando puedas. ¡Estoy tan aburrido! Tu viejo, Joaquín"


"Mi querido, mi pobre Enrique: 

Vuelvo del cementerio, donde te he visto y te he sentido. No quise acercarme a ti. ¿Para qué? ¿Para decirte una palabra confortadora? ¿Acaso la hubiera encontrado? ¿O para hacerme presente? No, porque tú sabes mi presencia en todos tus grandes trances, porque no ha menester de verme o tocarme para conocerla. Sin embargo, ahora comprendo que es necesario hacerte llegar esta palabra de cariño solidario, porque ni una tarjeta he dejado allí, y en la ausencia de todo signo que delate mi coparticipación en tu congoja bárbara, tú podrías creer que después de los ángeles que se van, hay los amigos que vuelven la ,espalda. No, viejo, no es eso. 

Un abrazo, querido Enrique.


"París, junio 1930. 

Hermano: 

Puedes creer en esta palabra. Tengo otros dos en la Argentina, y como a tí, no les he escrito una sola vez, desde que estoy aquí. La similitud establecida entre ellos y tú, por mi abstinencia epistolar, ¿no crea acaso una cierta identidad de los tres, ante mi afecto? Hace mucho que estoy, sin embargo, por escribirte, para (naturalmente), darte un mal rato. Ayer ha llegado Martínez Cuitiño, que me ha contado lo que tú fuiste en Chile para él y con él. Me ha conmovido, y si no hubiese, tenido antes aquel propósito, lo mismo te hubiese mandado dos líneas,.. ¿con una felicitación?, no, con un gran abrazo. Le dije a Cuitiño: "es un gran gaucho el petizo Velloso". Y él me contestó: "Gran gaucho". Hermano: tú eres Santa Bárbara, y aquí truena. Yo me acuerdo de tí mucho. Yo necesito que tú obtengas del Círculo Argentino de Autores que me gire todo mi ahorro. Atravieso una situación económica atroz. O eso del ahorro es una vana palabra o es el caso de apelar a él. Necesito veinte mil francos. Una fuerte presión tuya, en el Círculo, puede obtener eso. Estoy traduciendo "L'Acheteuse", que mandaré a Blanca Podestá y a Lola Membrives. Ayúdame en lo que te pido. En recuerdo de todas nuestras comunes afecciones y rabias y rabietas. Y muy luego te escribiré otra carta, con un encargo para tu amigo Oyhanarte, que era también un poco amigo mío, y ha olvidado su promesa. 

Adiós, viejo. Un abrazo a María Teresa y un beso a tu mamá. Joaquín". 


"Barcelona, junio de 1933. 

Mi querido viejo Enrique:

Por carta de Collazo, que responde a la última que yo dirigí a Saracco, me he enterado de la participación importantísima que tuviste en la remesa de fondos que el Círculo me hizo, hace ya muchos meses, por intermedio de Hermoso. Ahora me explico, entre otras cosas, la nota -inserta en el acta de la Junta Directiva que publicó el boletín del Círculo y correspondiente a la sesión de junio-, nota referente a mi retorno y a los agasajos con que éste debía celebrarse (!). y en el primer momento yo me imaginé que aquella suma era producto de mis derechos de autor!!! No era más que un producto de la generosa memoria de amigos como tú, con quienes no reza lo de "ojos que no ven", etc. Mejor dicho, no era nada menos que eso. Gracias, hermano; gracias del fondo de mi aislamiento, más helado que la tumba o el nicho de tercera que me correspondería en cualquier cementerio de expatriados. Pero como esta carta no tiene otro propósito que el expresarte mi gratitud, no he de abundar en alusiones -dolorosas para tí y para mí- .a esta mala comedia de mi vida, la peor, sin duda, de cuantas he puesto en escena. ¡Cuánto y con cuánta frecuencia te recuerdo! y por cierto que saco de esos recuerdos algo digno de figurar en una nueva serie de errores dantescos. Me es dulce, muy particularmente dulce recordarte, lo que prueba que el messun maggior dolor del canto de Francesca es una de las tantas macanas que el. genio poético ha den'amado por el mundo. Verdad es también que Barcelona no es un infierno - no, no exageremos -, y que no son horas felices las que tu nombre me evoca, sino horas de vida, de acción, de inquietud, de apasionamiento, de injusticias.  Porque mira que he sido injusto contigo, que te he reprochado con vehemencia estúpidas actitudes y gestos en que yo había caído y que estaba a punto de caer una y cien veces! Y tú me has devuelto siempre bien por mal en todas las formas y en todos los tonos. ¡Gracias, viejo, de nuevo, desde todos los comunes recuerdos! No es esto una humilde mea .culpa. Corno la intención fué invariablemente honesta y cariñosa, no es de remordimiento la borra que me queda en el alma al revolver y agitar dentro de ella todas esas luces y sombras del pasado. Tal vez, quizá, mis tonterías fueron hasta provechosas a tu carácter y a tu talento .. La· inteligencia, al fin y al cabo, ·se alimenta de todo, hasta de los menos nutritivos detritus. ¡Lo que nos reiríamos aquí juntos! El provecho que tu ingenio sacaría, para solaz de todos, del espectáculo catalán, todavía nostálgico y ya descontento de la· autonomía. ¿Sabes a lo que me hace acordar siempre Barcelona? A Rosario, mucho; a Córdoba, un poco; a Montevideo, bastante. Odian a Madrid los barceloneses, como envidian a Buenos Aires los montevideanos, como se la comparan ,los rosarinos, como presumen de superarla en cultura los cordobeses. y como los provincianos del antiguo virreinato, estos provincianos del antiguo principado viven pendientes de cuanto se dice, se hace y se piensa en la metrópolis. Todo el problema catalán es un proceso de recelos lugareños más o menos bajunos. Quieren catalanizarlo todo -los nombres de las calles, los letreros de las tiendas, las lecciones de la cátedra - y sólo hay público para los teatros castellanos, sólo circulan y son fuertes los diarios escritos en castellano, y sólo tienen auditorios interesantes los conferenciantes que hablan castellano. 

Dos chistes recientes: Un juez, en Madrid, interroga a tres ladrones: ¿De dónde es usted? -De Barcelona-. ¿Y usted? -De Mauresa-. ¿Y usted, en fin? -De Sabadell-. ¡Pero entonces todos los catalanes son ladrones! -Todos no, pero la Generalidad, sí -.  

- ¿Sabe usted que murió don Fulano? - Sí. -Pero ¿sabe usted lo que le pasó? -Diga usted. -Pues que en el cielo lo recibió San Pedro y le ordenó que volviese a la tierra, porque el Señor no podía darle destino en el más allá. Don Fulano pidió ver al Padre Eterno. "Imposible", le objetó San Pedro. El Señor está mal, está con delirio de grandeza- ¿Cómo? -Sí, imagínese usted que anda diciendo que es Presidente de la Generalidad. Y he aquí como hacen los catalanes, no catalanistas, oposición al régimen del estatuto.  Perdona la larga carta lata. Escríbeme, hermano. Dame noticias de todos los tuyos. No sé nada de nadie. Y gracias de nuevo, por lo pasado, lo presente, lo futuro (entiéndeme bien, por el esfuerzo que harías poniéndome esa carta). Y uno, dos, tres abrazos muy fuertes. 

Tu viejo, Joaquín". 

P/D. No leas ésta a nadie. Todavía necesito que la gente siga creyendo que sé escribir. Vale".



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