sábado, 11 de mayo de 2024

Minotauro

 




 

  

1

 

 

el hilo de Teseo es delgado

como la convicción humana

 

cuando se rompe

la bestia escucha los jadeos temerosos

gruñe y se lame satisfecha

 

el hombre está solo

los gritos de su amada alimentan el barro

en las paredes de la noche de piedra

cielo vacío con estrellas de hielo

 

en cada recodo lo espera la bestia

sabe que aunque logre matarlo

no volverá a casa

paradoja que no se explica

él, que tanta fe tuvo en su fuerza

 

como un río

el laberinto lo arrastrará con su pesadumbre

hacia el centro, negro pozo con dientes

boca que siempre avanza

por más que no se mueva

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2

 

 

una ser que nació deforme

caminó entre bellos hombres del campo

lo amenazaron con hachas y azadas

perros ladraron en las calles

niños lo apedrearon en un coro de insultos

jueces lo encerraron y azotaron

no sin castigo puede alguien

pasear su cara muerta

 

vio el cráneo bajo la piel

en los rostros de quienes le hablaron con alientos hoscos

el horror de los resucitados cada mañana por el sol

entonces la criatura

fue alterando más sus formas

 

fue así que adquirió su cuerpo definitivo

y se escondió en sótanos como laberintos

donde murmura el nombre

que la madre no supo darle

por no hallar ninguno similar a su espanto

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3

 

 

Teseo escucha los pasos del Minotauro

y en las paredes de barro cava con sus manos

 

cuando se encuentra con la piedra

se corta una pierna

-ha renunciado ya al infinito

espacio de vueltas y recodos-

y con el hueso erosiona la roca

lentamente y con desesperación

 

pero la pared también es de hueso

y no logra penetrar

pierna y cráneo se reconocen

 

Teseo se sabe ahora sustancia del laberinto

contempla su cara en las huellas de la piedra

mientras escucha los gemidos de la bestia

los ecos de su propia voz

en los recodos del cerebro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4

 

 

ella busca en su cesta de lanas

elige una entre tantas

Teseo la mira y se pregunta

por qué no eligió ella la más extensa

nada dice al verla atar el extremo en su dedo

 

él la besa por última vez

siente cómo el ovillo va girando

desenvolviendo el centro

donde el otro extremo espera como un perro dormido

se da vuelta una vez más

ella se parece a una araña

el olor de su piel lo acompañará

hasta confundirse con la suciedad y los cascos húmedos

el olor del Minotauro

 

el hilo azul sigue abriéndose

a veces se traba en las esquinas

Teseo lo desata  

Vigilando cada posible movimiento de la bestia

el hilo se tensa

no lo fuerza, pero sigue adelgazándose

se hace fino como el chillido de un ahogado

 

flujos de viento

olor a cadáver en los pasillos

no ve sus propias manos

pero siente el anillo de lana en su dedo

y la ruptura, el corte

la muerte del lazo que ya no lo acepta

y ha decidido eliminarlo

 

 

 

5

 

 

cortar la cabeza del monstruo

salvar al mundo de su asedio

te perderás dice ella

no si extiendes tu mano dice él

tus cabellos son hebras de lino

que me sostendrán en la oscuridad

pero sabe que salvar al mundo

es reconstruir

lo que ella ha besado

detrás de esa cara está el secreto

en los laberintos del rostro

entrará a buscar al Minotauro

 

el aliento de su amada es fétido

pero la piel del sexo la redime

orificios como vastos canales sin salida

(si es la piel una barrera infranqueable

si los ojos son largos engaños

debe haber un sitio de entrada

buscar como navegan las naves

mares inciertos

construir mapas, guías

esquemas, niveles de valor, sendas firmes

hacia la boca que pronuncia la muerte

con aroma a especias)

 

ve y entra dice ella

el ovillo será rojo

lo sostendré en mi vientre

y él se zambulle en el vacío

como quien se baña en sangre

 

 

 

6

 

 

ciego al horror en la cara de la bestia

extiendo los brazos para palpar su pecho hirsuto

 

no miraré su rostro

el cuerpo y las ancas de un toro

no podrán conmoverme, pero sí

la triste revelación de la locura en sus ojos

 

aprieto su cabeza en mis manos

la giro con un golpe brusco y rápido

el monstruo no se defiende

me acaricia en la sucia cuna de su cueva

amarrado a la soledad y a la piedra

 

se hunde en mis brazos

más alto que yo

más pesado aún que todo el laberinto

con sus paredes muertas

la criatura cae sobre mis hombros

y exhala su gemido fértil

para sembrar remordimientos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

 

 

en la entrada al laberinto

maté a mi amada

abrí su pecho con un hacha

y arranqué su corazón

seguí mi camino por pasillos grises de niebla

humo de pieles secas

que el Minotauro quema cada noche

 

caminé con el corazón en mis manos

goteando sangre para marcar el regreso

no hebras de lino

carne líquida sembrada de astillas

puntas de huesos que lastiman mis hombros y caderas

desnudo

busco el centro oscuro donde la bestia espera su alimento

 

no mi corazón

ni el lento crecimiento de mi especie

sino el viejo tronco humano

la cavidad siempre vacía

origen improbable del amor

ira fluyendo del caos inicial hacia el pecho ventoso del monstruo

latido como hielo que se quiebra en torrentes de agua helada

 

la boca no es cálido refugio del invierno

es abismo

donde cien mujeres preñadas

contemplan a Teseo avanzar

como sacerdote en sacrificio

llevando el corazón de su madre

 

 

 

 

8

 

 

un laberinto

caja de resonancia

de voces que gritan llamados de auxilio

-algunas rezan

otras hacen silencio

y escuchan la ruptura del barro-

 

un laberinto no es una tumba

es tierra

sepulcro levantado frente a un espejo de tres caras:

el rostro que contempla el mundo espaldas al pasado

el ojo de Dios

sobre el hueco en el cráneo

mirando cómo el hombre

se pierde en el laberinto del cerebro

mientras camina avergonzado los pasillos

 

hay una sola entrada

ninguna salida que el Minotauro

pueda ofrecer con sus miembros deformes

sólo en los ojos pequeños

como largos e impenetrables corredores

hay una bella luz inalcanzable




Ilustración: Jules Ramey


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