camino por una plaza de barrio
sin apremio y sin orgullo
pero no alcanza
llevo sobre mis hombros
el pasado que fui soy y seré
me desplazo sin rumbo
familiarmente extraños se me hacen
las hojas que tiemblan de ocre
el sol que abreva los rostros
avanzo como un aullido en el aire
traza que tiene
su marca de origen
linyera de la luz de la mañana
persigo un surco no nato
el revés de una huella
lo creado
a imagen y semejanza del desespero
a mi alrededor el día se desenvuelve ajeno
no ileso
pero más cercano a una deseada tolerancia
detrás de un árbol asoma un perro
y me acerco a pedirle prestado los ojos
los mismos que abundan
en mordeduras sin hueso
quiero ser ese hocico fisgón:
garra que rasga la bolsa
cola elemental de su ventura
ahora me veo con ojos de perro
y ese que miro
se sienta a esperarme
Para Carlos Di Rosa (1956-2024)
de la endeble presencia del cuerpo a la imperecedera presencia de su poesía.
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