Conocer
con los ojos cerrados
la forma en que el mundo opera
es un suave secreto.
Decreto que en su mera operación
descifra la enjundia
la oscuridad de esos ganchitos
guardianes
ante la ley de tu espalda.
No hay mejor modo que
con los ojos cerrados.
La mecánica y la física en la sublimación
de pequeños metales incandescentes
negándose a liberar
las fuerzas ocultas de tu universo.
Mis dedos no ven.
Todo es olor
humedad
viento fresco que mueve las cortinas
en la ventana.
Será la imposibilidad
un roce de tela sobre piel
un ciego que disfruta ser visto.
Ilustración. Theo Daamen
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